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Un traidor y una colona

— Un excapitán del ejército israelí, que ahora se opone a la política colonizadora de Israel, y una colona de un asentamiento situado en Cisjordania se encuentran para debatir sobre su país

— Israel no es un bloque monolítico. La opinión pública empieza a cuestionar la política de ocupación que promueve el Estado. Quien lo hace es considerado un traidor.

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Esta entrevista es un trabajo conjunto de Borja Alegría, Andreu Merino y Marco Ambrosini.

Idit y Nahoum se encontrarán para hablar, a pesar de que, para ninguno de los dos el hecho de hablar suponga un verdadero encuentro. Conversarán, amablemente, durante una hora, pero conversar no significa entenderse. Idit y Nahoum nacieron en un territorio en el que se aprende a temer a la vez que se aprende a caminar. En un Estado en el que, desde pequeños, se les inocula miedo hacia el Enemigo. Un enemigo, en mayúscula, que siempre está ahí, que puede atacar en cualquier momento, que es un todo abstracto, pero que Idit y Nahoum aprendieron a identificar más rápido, y mucho mejor, de lo que podrían señalar un río, una cordillera o una ciudad de Israel, su país.

“En las escuelas de Israel los maestros, en muchos casos, son soldados vestidos con el uniforme militar que educan en conceptos de ataque y defensa armada y organizan campamentos, donde jóvenes de dieciséis años se visten de miliares y aprenden a desfilar y a disparar con munición real. En los medios de comunicación, siempre se habla de los palestinos como una amenaza letal. Se construyen muros para separarnos de esa supuesta amenaza y se instalan carteles rojos en las carreteras, que te alertan cuando entras en la zona administrativa A, zona supuestamente gobernada por la Autoridad Palestina, y te hacen constar que tu vida corre peligro. Por esta razón, cuando diariamente coges un autobús y a tu lado se sienta un soldado con un rifle de asalto M-16 lo llegas a normalizar y a ver necesario. De hecho, lo más normal en Israel es que cualquier persona haya cogido una M-16 en diferentes momentos de su vida”. Son palabras de Sahar Vardi, una israelí de 28 años, una mujer que, a los 18 años, pasó dos meses en prisión por negarse a realizar el servicio militar, pues alegó que “la política de colonización israelí se ejecuta con el ejército y no estaba dispuesta a formar parte de un cuerpo con esa función”

 

Despliegue táctico de soldados armados para el combate. Entran en un barrio para anexionar unas calles palestinas al asentamiento israelí de Hebrón, en Cisjordania. Borja Alegría©

 

Sahar Vardi oficialmente traicionó a su país y es por ello que, una década después, todavía vive las consecuencias de aquella decisión, tomada cuando era joven, muy joven. Quien se sale del relato oficial puede enfrentarse a su propia familia, a sus vecinos y a un Estado, que controla puestos de trabajo, subvenciones y que sabe quién es quién, en una sociedad vigilada.

Sahar Vardi no se arrepiente ni está sola. Desde los 16 años, Sahar forma parte de aquella sociedad israelí que cuestiona el relato oficial del miedo, del Enemigo con mayúscula, de la seguridad, de la colonización. Esta parte de la sociedad, una minoría, considera ilegítima la política de ocupación del Estado de Israel: la consideran parte del Apartheid, que según la ONU, se ejerce sobre Palestina.

Sahar es una Refusenik (insumisa) que forma parte del Israel Committee Against House Demolitions (comité en contra de la demolición de casas palestinas) y de American Friends Service Commitee. En el directorio de la disidencia hay muchas más asociaciones o movimientos como: Breaking The Silence, Peace Now, B’Tselem y también Combattans for Peace, que es a la que pertenece Nahoum.

Nahoum tiene 65 años, nació en Israel y perteneció a su ejército durante tres décadas, gran parte de ese tiempo como capitán. La primera vez que se enfrentó a los palestinos tenía 14 años: fue en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y pusieron un fusil en sus manos para luchar contra el Enemigo. Después, viviría, como oficial del ejército israelí las dos intifadas contra Palestina.

Combattans for Peace, donde milita Nahoum, es una asociación formada por exmilitares israelís y por exmilicianos palestinos que se oponen a la política colonizadora de Israel y promueven la existencia de dos Estados, el de Israel y el de Palestina.

Es por ello que ahora Nahoum también es considerado un traidor. Como Sahar Vardi.

Idit, en cambio, no se ha cuestionado quien es ese Enemigo definido por el Estado desde 1948, cuando se fundó el Estado de Israel y más de 700.000 palestinos fueron expulsados de sus casas, según datos de la ONU. Idit vive en uno de los asentamientos de colonos israelís de Cisjordania, que es donde se encontrará con Nahoum.

Idit, que nunca se quita el pañuelo con el que tapa su cabeza en presencia de hombres, es creyente ortodoxa: cree que el pueblo judío es una nación y que la tierra de esa nación también es la actual Palestina. Por eso, en 1995 se instaló en Dolev, asentamiento israelí localizado en Cisjordania. Seis años después de instalarse allí con su familia, el marido de Idit sufrió un atentado que lo dejó inválido de por vida. Volvía a casa después de trabajar y uno o más palestinos le dispararon cuando él se encontraba dentro del coche.

Según datos de la CIA World Factbook (EE.UU.) y B’Tselem (Israel), en Palestina hay más de 500.000 colonos israelís, a pesar de que la Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sentencia la invalidez legal de la colonización israelí y por lo tanto, de cualquier asentamiento en territorio palestino.

 

Los campos de refugiados tienen una fisonomía masificada y no disponen de suficiente espacio para el tránsito de vehículos. No hay plazas, ni parques, ni jardines, pero los niños aprovechan las calles laberínticas y las azoteas para jugar al escondite. Borja Alegría©

 

En una primera visita a Dolev entrevistamos a dos colonos, Nakshon y Pinheas, llegando a la conclusión que siempre se opondrían a cualquier debate entre ellos, los colonos y un palestino o un extranjero, si éstos les cuestionaban su legitimidad de vivir en un asentamiento. El palestino es el Enemigo y el extranjero, según ellos no entienden nada. Ni siquiera darían credibilidad a alguien como Sahar, pues los insumisos son “cobardes y vagos”, según los describe el propio Nakshon.

Pero, ¿qué ocurriría si alguien con 30 años de experiencia en el ejército defendiendo los intereses de Israel, como Nahoum, los cuestionara? ¿Alguien que ha disparado a ciudadanos palestinos y sobre el cual también han silbado las balas palestinas? Un patriota que ha visto “todos los horrores de la guerra que Goya pintó en sus cuadros”.

Nahoum se seca el sudor de la frente con el brazo y coge fuerzas para levantar la estructura metálica con la que pretende reconstruir una casa beduina en el Valle del Jordán (Palestina). El paso de un convoy militar levanta el polvo de los caminos sin asfaltar. Un grupo de niños y niñas los miran desafiantes y alzan los puños cargados con piedras. En el Valle del Jordán, un convoy militar significa que, quizás, uno de esos niños dejará de tener casa aquella misma noche. Nahoum mira los niños y luego a los soldados. Ahora, a los 65 años, le cuesta creer que él fuera parte de esos convoyes.

 

Tienda (casa) beduina destruida por soldados israelís. La demolición de viviendas tiene como objetivo expulsar a la población y expropiar las tierras “abandonadas”, que acaban convirtiéndose en territorio 100% militar. Borja Alegría©

 

A 80 kilómetros al oeste de donde Nahoum ayuda a reconstruir una casa beduina, para que una familia palestina tenga un lugar en el que vivir, Idit llega a Dolev, situado en la periferia de Ramallah, la capital político-administrativa de Palestina y donde, en el 2004, se levantó el mausoleo de Yasir Arafat. Desde que se fundó en los años 80, Dolev se ha convertido en una agradable zona residencia de calles amplias y asfaltadas, y casas bajas con jardín y ambiente familiar.

Idit ha accedido a encontrarse con Nahoum y Nahoum, con Idit.

Ella es la portavoz del asentamiento ante los medios de comunicación, es la que reproduce el relato propagandístico que justifica su presencia en Cisjordania y, que por eso mismo, no tiene problemas para hablar con Nahoum. Hablaría con un exmilitar en el despacho donde recibe a los medios de comunicación de manera ya rutinaria.

Él, en cambio, lo meditó unos días, lo consultó y finalmente decidió que aquel era un paso más: enfrentarse a los suyos, decir lo que piensa en voz alta con la intención, quizás, de que la otra parte, tan alejada de donde el está ahora, haga el mismo giro que ha hecho él.

Hace sol y en Dolev se respira bienestar. Un hombre aparca su 4×4 en el otro carril de la calle. Sale del coche, va vestido con camiseta y bermudas, lleva una bolsa de basura en las manos y un fusil automático de asalto, una metralleta, vaya, en la otra. Tira la basura en un contenedor, vuelve a subir al coche, deja la metralleta en el asiento del copiloto y cruza la barrera de control para acceder al asentamiento. El guardia que controla la entrada a Dolev le saluda. Los colonos son civiles, pero colaboran estrechamente con los soldados, sobre todo en funciones informativas, de espionaje y represión. Tienen permiso para llevar cualquier tipo de arma. Los palestinos no tienen ejército y los civiles tienen prohibida la posesión de armas. Un palestino puede ser encarcelado por llevar una navaja.

Hemos llegado al punto de encuentro con Idit, que nos recibe con una sonrisa. Idit y Nahoum se saludan cordialmente, con respeto.

Vasos de plástico y agua. Hace calor. Estamos sentados alrededor de una gran mesa negra ovalada, en una sala de reuniones más bien pequeña donde hay fotos aéreas del asentamiento.

–¿Cómo explicarías qué es un colono?– le preguntamos a Idit para empezar.

Idit: Somos gente normal que hace una gran aportación al país, pero hay interés en mostrarnos como gente mala que quiere conquistar cosas, y eso no es cierto. La palabra colono no se ajusta a la realidad: la arqueología demuestra que somos de aquí, que tenemos el derecho a estar aquí. El Estado de Israel se fundó en el año 1948, pero la nación judía ha vivido aquí desde hace mucho, mucho tiempo. No somos israelís, somos judíos.

Nahoum, de momento, está callado, escuchando.

–La resolución 446 de la ONU dice que actualmente en Palestina hay una ocupación.

Idit: Tiene que haber violencia para que se considere ocupación y cuando llegamos aquí, esta zona no pertenecía a nadie, no había un Estado Palestino. La razón por la que vinimos aquí [refiriéndose a la región cisjordana] es porque en el año 1967 Jordania nos atacó y nosotros los derrotamos y expulsamos. Fue un milagro. Según la Biblia, estas tierras pertenecen al pueblo judío.

En el año 1880, el territorio equivalente al actual Israel y Palestina, solo tenia un 8% de población judía. Según la Oficina Central de Estadísticas de Israel, en el año 2017, el 74,7% de dicha población era judía. Nahoum tenía 14 años en 1967 y participó en la Guerra de los Seis Días. Después de hablar Idit, lo hace él.

 

Un niño en el campo de refugiados de Dheisheh. Éste es uno de los 23 campos construidos en Cisjordania después de la guerra de 1948. Borja Alegría©

 

Nahoum: Mi opinión es muy sencilla. Creo que debería haber un Estado Palestino libre y respetado y un Estado Judío libre y respetado. Estas dos naciones deberían cooperar y vivir en paz. Eso sólo se podrá conseguir cuando todo el mundo o al menos casi todo el mundo consiga su dignidad y libertad como ciudadano. Te he escuchado atentamente, y primero de todo, quiero decirte que respeto mucho tu manera de ser tan sensible con lo que estabas diciendo. Siento un gran respeto, lo siento de veras [hace una pausa mirándola en silencio, suplicándole que sean sinceros]. Siento que eres una buena persona con buenas intenciones. Seguro que la mayoría de gente aquí es así.

Idit se lo agradece respondiendo con una sonrisa.

Nahoum: Como ocurría en la antigua Grecia se hablaba de democracia, pero quedaba fuera una gran parte. Aquí pasa lo mismo. Hay ciudadanos de segunda [palestinos] porque son los otros [israelís], los de primera, los que han decidido quien disfruta y quien no de esa democracia. Es lo que veo en tu posición. Tienes un conflicto, no estás segura y te tienes que justificar ante los demás, y eso significa que tienes grandes dudas. Mi padre fue oficial en el ejército de 1948 contra los palestinos y yo he servido en el ejército como oficial en tres guerras, pero siempre me he hecho esta pregunta: ‘¿Estamos intentando volver a nuestros orígenes como judíos o somos simplemente otra nación que quiere poder, fuerza, tierras y recursos?’ La imagen que veo ahora de los judíos, del Estado de Israel no es la buena. Y por cierto, yo no creo que nuestra historia y nuestra religión sean la misma. La historia es secular, es política; la religión tiene que ver con tu relación con Dios. Son niveles completamente diferentes.

Idit: ¿Puedo explicar lo que quería decir?

Nahoum: Por favor.

Idit: La nación judía es única. No nos une un lugar, nos unen unas raíces. No importa donde vivamos: vivimos en todo el mundo. Somos la nación más antigua del mundo. Jerusalén pertenece a nuestra religión y a nuestra historia. Rezamos durante muchos años para regresar.

Nahoum: No pueden haber dos leyes, la de los hombres y la de Dios. Hay gente que camina entre ambas y las utiliza según le conviene, como los Haredim [judíos ultra ortodoxos]. Piden dinero al Estado y después niegan su existencia.

Idit: No nombres a los Haredim porque yo no los represento.

Nahoum: Tú no, pero hay gente que sí. Pero es igual, olvídalo. Tú tienes un problema religioso, pero explicas que vives donde vives por razones que tienen que ver con la seguridad. Eso no tiene sentido. Debemos ser honestos con nosotros y con los demás.

Idit: Yo no creo que una persona tenga que elegir entre su religión y su ciudadanía.

Nahoum: Entre la religión y las responsabilidades de ser un ciudadano…

Idit: Siempre hemos sabido convivir con otras religiones. No debemos dividir la tierra en dos Estados: tenemos que convivir en un solo Estado, judíos y palestinos. Quiero democracia para todo el mundo y que los palestinos tengan todos los derechos, pero su gobierno es corrupto. Así no se pueden llevar a cabo negociaciones.

 

Este muro impide el acceso de los palestinos a una autopista que cruza diferentes territorios de Palestina. Borja Alegría©

 

Nahoum: Yo creo que la corrupción está en ambos lados. Afirmar que ellos son corruptos y que nosotros no tenemos ningún problema es una actitud irresponsable. Las negociaciones dependen de ambos lados. Es como bailar un tango: son necesarias dos personas.

Idit: Estoy de acuerdo.

Nahoum: Gracias. En nuestro bando tenemos a Netanyahu que nos envía un mensaje constante de miedo y amenaza para erigirse como padre de la seguridad. En el otro bando tenemos a Abu Mazen, que picotea de aquí y de allá y se lo lleva todo para su casa. Nosotros somos gente normal. ¿Cuál es el sentido de estos asentamientos? Están llenos de buena gente, sin duda, porque tu esencia es de buena persona. No te lo digo para adularte; lo siento así. Las personas de estos asentamientos tenéis derecho a todo: educación, libertad, etc. pero es a expensas de otras personas que no tienen esos derechos. Es una situación insostenible. Aquí tenéis una carretera que atraviesa unos campos [se refiere a campos expropiados a palestinos sin un acuerdo], traéis agua hasta aquí que viene de otro lugar [en referencia al agua extraída de acuíferos palestinos]. No hay equidad. Algunos sacan provecho gracias al mayor poder político que los representa. Las personas normales deberían adoptar una posición más humana. Creo que sabes perfectamente a qué me refiero.

Idit: Estoy de acuerdo que la situación es insostenible para la gente que sufre, pero no estoy de acuerdo con la descripción de una situación en la que parece que robemos recursos a nuestros vecinos palestinos. Desde el año 1967, en que Israel dominó este territorio se han mejorado las condiciones de vida de todo el mundo. Cuando yo llegué hace 21 años, las mujeres palestinas llevaban agua con un cántaro en la cabeza. Israel construyó infraestructuras para todo el mundo. Ahora todos los palestinos reciben agua de…

Nahoum: De los depósitos negros.

Los depósitos negros que todos los edificios y casas donde viven palestinos tienen en la azotea es la manera con la que acceden al agua en el ámbito doméstico. Estos depósitos se llenan sólo cuando las autoridades israelís lo ordenan. En algunos períodos de mucho calor, las autoridades dejan de llenar los depósitos durante algunos días. Esto obliga a los palestinos a pagar una cantidad extra de dinero si quieren conseguir agua inmediatamente.

 

Las azoteas palestinas están llenas de depósitos de agua restringida y controlada por el gobierno de Israel. Por lo tanto, no tienen acceso a agua corriente, mientras los israelís sí. Borja Alegría©

 

Idit: Si los palestinos se comparan con los habitantes de los países árabes vecinos, se dan cuenta que salen ganando con todo lo que tienen.

Nahoum: Eso es correcto, pero hay un problema: si considero a los palestinos parte de mi comunidad, ¿por qué los debería comparar a otras comunidades del mundo?

Idit: Yo comparo derechos y obligaciones. Si tú quieres ser un ciudadano con todos los derechos, debes ser un buen ciudadano. Yo no tiro basura por la calle y ellos sí que los hacen.

Nahoum: Perdona. Creo que estamos entrando en una dinámica que no me gusta demasiado y creo que a ti tampoco.

Idit: De acuerdo.

Nahoum: Respetemos nos a nosotros mismos y respetemos a los palestinos tal como son. Respetemos a los seres humanos tal como son.

Idit: Yo los respeto.

Nahoum: ¿Perdona?!

 

‘Checkpoint’ de Calandia, en la ciudad de Ramallah, uno de los 500 que hay en Cisjordania. Imposibilita la libre circulación de los palestinos por su territorio. Borja Alegría©

 

Decidimos cambiar de tema, en teoría para relajar el ambiente, pero lo que aportamos genera más tensión.

Según un estudio realizado por la Universidad de Michigan entre el año 2000 y 2007, en los checkpoint murieron 35 recién nacidos y 5 madres palestinas porque los militares no les permitieron pasar para ir al hospital. Por esta razón muchas mujeres palestinas prefieren tener el parto en sus casas, a a pesar de los riesgos que ello comporta. ¿Creéis que una buena manera de empezar sería eliminando la demolición de casas, las bases militares y los más de 500 checkpoint, puntos de control israelí, que impiden la libre circulación de personas en Palestina?

Idit: El Estado de Israel hizo muchos gestos en el pasado. Los líderes palestinos envían personas para matarnos. Cuando ellos detengan estas acciones, nosotros podremos mostrar buena voluntad, que ya hemos mostrado cuando les dimos Gaza y no ganamos en buenas relaciones ni en paz, sino que la zona se convirtió en un lugar des de el que se nos disparan misiles.

 

Interior del ‘checkpoint’ 300 de Belén. Un trabajador con la bolsa en la que lleva su comida intenta colarse. Los palestinos denuncian que los ‘checkpoint’ están diseñados para generar problemas y reacciones violentas, que los militares utilizarán como excusa para reprimir a los trabajadores. Borja Alegría©

 

Nahoum: Quiero decirte que te he escuchado con atención. Hay una parte en tu discurso que te sale del corazón y también tiene que ver conmigo. Por otro lado ve que pones todo tipo de excusas para no dejarte ser quien desearía ser.

Yo he estado en Gaza. Tú hablas de justicia. Yo fui oficial durante dos meses en la primera Intifada. Lo que yo hacía cada noche era realizar incursiones con mis soldados en una población de diez mil habitantes cerca del asentamiento de Refiah. Penetrábamos en las casas en mitad de la noche. Diez soldados totalmente equipados entrando en tu casa por la fuerza. ¿Te lo imaginas? Si hacía falta, atábamos la puerta de la casa al Jeep y la arrancábamos. Después sacábamos a los hombres para interrogarlos sobre los eslóganes que encontrábamos escritos en las paredes. Otras veces parábamos a gente por la calle y nos quedábamos con su carné de identidad, sin el cual no podían ir a trabajar, y no se los devolvíamos si no trepaban hasta los cables eléctricos para quitar las banderas, que algunos colgaban lanzándolas desde la calle. Nosotros repetíamos estos tipos de acciones decenas de veces cada día y no era para evitar el terrorismo, al contrario, lo hacíamos para humillar y generar un nivel de terror que justificara nuestra presencia en aquel lugar. Porque si no hubiéramos estado allí, no hubiera habido ningún tipo de problema

Idit: Yo no sé cuántos israelís malos tenemos en el país, pero nosotros no lanzamos misiles.

Nahoum: ¿Eso crees?

Idit: Sí, lo sé.

Nahoum: Yo estuve allí y te digo que te equivocas. Simplemente tenemos otro estilo, más limpio, pero herimos a cientos de niños, no a dos o tres.

Idit: Pero son muy pocos.

Nahoum: ¡No! ¡No son muy pocos! Son muy pocos los que tú conoces.

–¿Sabéis como se puede parar esta situación? –intervenimos.

Nahoum: Sí, lo sé. Podemos parar nosotros mismos. Yo he parado.

Idit: Yo he parado.

Nahoum: Creo que el gobierno israelí está utilizando los asentamientos como fuerza política, utilizando buena gente y convirtiéndola en víctima, como lo habéis sido tu marido y tú. Eso no es lo que quiere el pueblo y si lo reconocemos podremos hacer un paso personal y alguna cosa podrá pasar. La gente debe salir de su burbuja.

Idit: Una vez vi a un chico palestino que estaba con su coche averiado en la carretera y me detuve para ayudarlo. Lo hice, pero tenía miedo porque personas del pueblo de ese chico fueron las que dispararon a mi marido. Nosotros no empezamos la Intifada y ahora ya no podemos fiarnos de nuestros vecinos. Queremos ayudar, pero también queremos mantenernos vivos. Tenemos miedo.

Nahoum: Sí, tenéis miedo. Yo mismo tenía miedo antes de venir a este asentamiento y he dudado mucho. Tenía miedo de encontrarme con un colono de extrema derecha con quien pudiera discutir de una manera desagradable. Pensé: “¡Qué demonios! ¿Qué necesidad hay? Cuando te he conocido, he visto una persona, un ser humano y he pensado: “De acuerdo, no pasa nada”. Ahora me siento a gusto hablando contigo y eso puede pasar con en cualquier parte y con cualquiera. Yo mismo, cuando decidí ir a Fasayil [la población donde Nahoum ayuda a reconstruir casas] pensaba que los beduinos eran sucios, primitivos, incivilizados. En cambio es todo lo contrario. Los niños son muy maduros, hablan inglés, están siempre dispuestos a ayudar, e interesan por nuestras vidas y son muy agradables. Por lo tanto estamos construyendo imágenes que no responden a la realidad.

 

Las restricciones de agua corriente obligan a los beduinos a conseguir agua de los pozos clandestinos para dar de beber al rebaño. El agua se transporta en depósitos como este, que a veces son requisados por los soldados. Borja Alegría©

 

Idit: No son sólo imágenes… Yo he sufrido personalmente. Nuestro miedo está basado en nuestra propia experiencia. Por lo tanto, cuando un soldado controla el paso de los trabajadores palestinos a las cinco de la madrugada en un checkpoint, no es porque él quiera sino porque las medidas de seguridad deben ser fuertes, de lo contrario los que quieren matarnos pueden llegar a nuestras casas.

Nahoum: Estoy completamente en desacuerdo. Antes pensaba como tú, pero ahora ya no. Los checkpoint no están pensados para garantizar seguridad, sino para garantizar cierto nivel de violencia que justifique la necesidad de su presencia. Los soldados son víctimas como tú y como yo, pero los gobiernos desean un cierto nivel de humillación y un cierto nivel de seguridad, así nosotros obtendremos una razón par tener miedo y obedeceremos al gobierno.

Idit: ¿Entonces qué es lo que propones? ¿que abramos todas las barreras?

Nahoum: Sólo deberíamos castigar a quien sea un criminal. Castigarlo personalmente.

Idit: Pero no sabemos quien será el próximo…

Nahoum: Tampoco te puedo prometer que la próxima persona que se siente a mi lado en un restaurante sea un asesino en serie.

Idit: Por eso tenemos la ciencia y las estadísticas.

Nahoum: Lo siento, Idit, pero creo que no estás hablando con el corazón. Hablas desde la necesidad de justificarte. La gente merece respeto y punto.

Idit: Deseará ser naíf y confiar en cualquier persona del mundo. Quiero que todo el mundo tenga las mismas oportunidades, pero por desgracia algunas personas se aprovechan de esa confianza y hacen daño a los demás. La mayoría de la gente quiere vivir en paz, pero hay una minoría que no. Tenemos que sospechar de ellos.

Nahoum: La única manera de acabar con esta minoría es comportándose bien con la mayoría, pero lo estamos haciendo al revés: tratamos mal a la mayoría, y así, la minoría que es violenta queda legitimada por el resto para actuar. Creo que siendo bueno soy menos naíf que tú, porque es más inteligente y sabio ser bueno que actuar sólo a base de causa-efecto, causa-efecto. Ellos, los del gobierno, lo saben y nos utilizan así. Cuando tú te comportas como un soldado alemán de la Segunda Guerra Mundial, ellos ganan. Cuando consiguen que seas inhumana, ellos ganan. Pero quizás esto no lo entiendes.

Idit: Estoy hablando de vigilar a la gente que controlamos en los checkpoint, no de hacerles daño.

Nahoum: Se trata de lo contrario. Lo que has de vigilar, aquello de lo que tienes que preocuparte es de que ellos estén bien. Cuando las personas tienen una buena vida y saben que sus hijos tendrán una buena vida, se vuelven conservadores y no dan problemas, pero si por ejemplo, no das permiso a una mujer embarazada para pasar en un checkpoint, y su hijo nace muerto, como ha pasado tantas veces, entonces sí que tendrás que andar con cuidado, porque alguien te señalará.

 

Por el ‘checkpoint’ 300 de Belén pasan miles de trabajadores cada día, a las 5 de la madrugada, para ir a Jerusalén a trabajar. El tránsito puede durar horas y se hace por un corredor humillante e inseguro, que recuerda a un campo de concentración. Borja Alegría©

 

Idit: En los checkpoint hay mujeres que simulan estar embarazadas para poder cometer atentados, por lo tanto, ¿por qué señalas al soldado que controla a los palestinos y no señalas a los que hacen daño? Y a mi marido lo hirieron gravemente y no había hecho daño a nadie.

Nahoum: A tu marido lo atacó alguien que no había sufrido ninguna acción de tu marido, pero sí de otro israelí y él se vengó con tu marido. Es un círculo vicioso. El hombre que atacó a tu marido también cargaba con su dolor.

Idit: Que vigilemos a todos los que pasan por un checkpoint no quiere decir que encarcelemos a gente inocente.

Nahoum: ¡Ya lo creo que lo hacemos!!

Idit: No, no lo hacemos.

Nahoum: La amenaza más grande que tenemos es el miedo. Y si tenemos miedo a actuar con moral estamos siendo inmorales. Quizás si dejamos de tener miedo y bajamos la guardia, algunos nos pondremos en peligro o quizás alguien no haga daño. Sin embargo, la amenaza más grande es que perdamos la referencia de nuestra imagen de seres humanos.

Idit: Creo que la cosas no cambiarán por mucho que yo haga un cambio profundo, aunque debería intentarlo con más empeño. Creo que algo más profundo debe cambiar en el otro bando.

 

Durante el debate, algunas miradas han delatado grietas. Y estas grietas son nuevas. A Israel no le conviene escuchar a Europa, ni a los EE.UU., ni siquiera a Palestina. Se debe escuchar a sí mismo, porque una nueva voz se está abriendo paso. Borja Alegría©

 

Idit reconoce haber aprendido mucho de los argumentos de Nahoum y él reconoce haber roto la imagen preconcebida de que todos los colonos están deshumanizados. Sin embargo, la conversación llega a un punto de no retorno, y lo saben. Saben que, si no es porque nosotros hemos provocado el encuentro, no se habría producido este diálogo. Les pedimos si los podemos grabar caminando juntos y dicen que sí. Es la petición de tres periodistas extranjeros. Ellos se despiden con una amabilidad necesaria.

Idit se queda en Dolev y Nahoum vuelve a su casa, en la zona oeste de Jerusalén. En el momento en que Nahoum regresaba, Jerusalén todavía no había sido declarada por Donald Trump como capital de Israel.

Edición a cargo de Catalina Gayà
Edición gráfica a cargo de Estefanía Bedmar
Traducido al castellano por Borja Alegría

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— Un excapitán del ejército israelí, que ahora se opone a la política colonizadora de Israel, y una colona de un asentamiento situado en Cisjordania se encuentran para debatir sobre su país

— Israel no es un bloque monolítico. La opinión pública empieza a cuestionar la política de ocupación que promueve el Estado. Quien lo hace es considerado un traidor.

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