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Versos como puños

— El viernes 20 de marzo se celebró el segundo Poetry Slam en el CCCB

— Payaso Manchego: “Ahora mismo se necesita mucha gente que hable en público, para que nadie quede anestesiado y se luche por el cambio social”

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Esta crónica la publicamos el 26 de marzo de 2015 y la recuperamos ahora para celebrar el primer aniversario de la nueva web de SomAtents. El slam poetry, innovador híbrido entre poesía, performance, danza y arte escénica, atrajo la mirada de Augusto Magaña y Clàudia Frontino y este fue el resultado de aquella visita a los “juglares del siglo XXI”, tal y como dijo Payaso Manchego, uno de los slammers que actúo aquel día en el CCCB.
Se apaga la música y se abre el micrófono. En la sala, la gente deja de murmurar y se concentra en lo que hay en escena. El poeta extiende sus manos hacia adelante, suspira y deja salir las palabras. Ráfagas de versos que impactan contra el oyente. El poeta transmite la angustia, la ansiedad, el terror de un feto que no quiere salir del vientre de su madre o el miedo de un conejo que no quiere dejar la madriguera.

“Somos los juglares del siglo XXI”, me dice Payaso Manchego mientras observa con detenimiento las mariposas negras de papel que cubren una de las paredes del CCCB. Él es el organizador de este segundo Poetry Slam internacional de Barcelona. Es fácil de entender cómo él prefiere la poesía hablada sobre la escrita: es inquieto, altamente expresivo y se maneja en el escenario como si fuese un actor de comedia. “El poetry slam es un juego, los buenos slammers son buenos poetas. Pero es básico tener los conocimientos corporales y de escena para dar vida al poema”.

Al lado del escenario cuatro poetas conversan y ríen entre ellos. Son como niños que charlan antes de salir corriendo a jugar por el patio de recreo. No tienen nervios, no tienen miedo de subir a luchar entre ellos con versos en lugar de puños. Les pregunto si ellos creen que son los nuevos juglares de la historia, si con su poesía recitada están volviendo a los orígenes del acto poético. “¡Esto no es nada revolucionario! La palabra hablada estuvo ahí desde antes, mucho tiempo antes que los libros”, me dice Bohdan Piasecki, profesor polaco de escritura creativa.

Los poetas suben uno a uno a escena y adecuan su espacio. Se toman su tiempo para respirar. La manera en como pisan el escenario parece como si estuvieran intentando conectarse con él, crear algo desde ahí. “Las palabras tienen energía, la gente tiene energía, los espacios tienen energía. Júntalos y tienes un mundo totalmente nuevo” dice Michael James Parker. Por eso cuando él sube a escena abre sus manos y convierte a todo lo que le rodea en parte de su poema. “Nosotros, pocos. Nosotros los pocos que somos felices. Nosotros permanecemos unidos”, gritaba Michael mientras se dirigía con la mirada fija al público.

Cuando el poeta baja del escenario, Payaso Manchego anuncia que es hora que el público puntúe su actuación. El Dj Dive Dibosso pone la música del suspenso, como si se tratara de un concurso de televisión. Uno de los jurados tiene problemas, duda para puntuar. El inglés le juega una mala pasada. Pero aun así escribe un gran ocho en su pizarra y la levanta, para que todos puedan ver la puntuación. El global de Michael es el mejor hasta el momento: 27,4 puntos para él. Pero Payaso Manchego anuncia que hay un cambio en la puntuación. Su asistente se acerca a él y solamente le dice “tres con cuarenta”. Inmediatamente Payaso Manchego anuncia que Michael ha superado el tiempo límite de tres minutos. El público muestra su descontento de manera general, pero eso no cambia las cosas y se le restan tres puntos.

Payaso Manchego, el organizador y presentador del Slam Poetry | © Claudia Frontino
Payaso Manchego, el organizador y presentador del Slam Poetry | © Claudia Frontino

Poesía social, interdisciplinar y participativa

“La interacción con el público es esencial. Cada vez se llega a una audiencia más amplia” dice Jee Kast antes de subir al escenario. Él es un licenciado en Economía que también fue finalista del Belgium’s Got Talent, pero frente al micrófono se asemeja más a un actor de stand-up comedy. Explica al público que cada vez que gire el brazo hacia adelante ellos deberán gritar “GO!”. El juego se cumple a la perfección y el público lo agradece, gritando, participando extasiados del poema. “Por esto es único el Slam Poetry”, dice Michael, “porque cada público es diferente y eso puede hacer que tu poema sea genial o sea una basura”.

Cuando sube Kristoph Horvath, de Hungría, la gente lo mira con atención; intentando descifrar qué es lo que dice. Pero es imposible, solo reconocen los sonidos golpeantes del húngaro que se acoplan perfectamente al ritmo que Kistoph le da a su poesía. Hasta para la traductora es difícil: la pantalla al fondo del escenario deja de avanzar y se salta diapositivas. El mensaje del poema no ha quedado del todo claro, pero por las pocas diapositivas que se han logrado ver Kristoph nos quiere transmitir el sentimiento de una persona que se levanta una mañana después de la guerra cuando todo aún está en paz. El público se siente encantado, cree que ha logrado entender el mensaje. “¿Qué bonito es el húngaro, verdad?” dice Payaso Manchego, que le ha dado una puntuación alta, suficiente para aspirar a ganar. Cuando le pregunto a Bohdan cómo es posible saber qué poema es mejor si no se entiende el idioma, me mira y se encoge de hombros. “Cada lengua tiene su propia energía y al final el público lo que valora es la combinación de la puesta en escena y el texto. Puede ser un muy buen texto, pero si en escena no lo sabes interpretar no tendrá el mismo valor”.

De pronto sube Payaso Manchego en escena y se le ve un poco más serio. “Solo quería transmitirles una noticia: Netanyahu ha ganado las elecciones en Israel”. El discurso político e ideológico está muy presente en los movimientos de Poetry Slam. “Queremos gente que sepa hablar en público y que de verdad quiera un cambio social. Ahí entra la poesía social y reivindicativa”, me explica Payaso Manchego. Ya una hora antes el grupo de slam “Seis en raya” lo había dejado claro, con su pieza performática en donde criticaban de manera satírica la situación política española. “Extremistas: familias en desahucio. Extremistas: chavistas, independentistas, proetarras”, gritaba uno de los poetas, vestido de conejo en honor a Lewis Carrol.

En una esquina al fondo de toda la sala, Salva Soler calienta y se prepara para entrar en escena. Mientras tanto Payaso Manchego dedica unos versos a los resultados electorales en Israel y hace un discurso político. “¿Que el partido de gobierno es cómo caritas? A los chicos que protestaron en el Parlament los encerrarán tres años y a estos que han robado millones los seguiremos votando en las elecciones”, terminó Payaso Manchego para dar paso a Salva.

Ya en el escenario el público se desata en gritos. Salva es el chico local, el campeón de la temporada 2014-2015 del Slam Poetry de Barcelona. El público está a su favor, pero Salva se concentra y respira hondo antes de empezar. Su poema es intenso, con un ritmo creciente que hace que las palabras te lleguen como una ola que rompe contra las rocas. “La primera lección en la vida la aprendes sin saber lo que es verdad o lo que es mentira. Te inculcan en el colegio grandes valores. Y te repiten día tras día: si luchas mucho llegarás a ser grande” recita Salva. El poema avanza a ritmo vertiginoso y termina con un estallido, un globo que se revienta. “No necesito envoltorio, no necesito volar. No quiero llegar más alto, solo necesito estar” finaliza Salva y entonces el público le aclama y el jurado rápidamente decide. Payaso Manchego ríe cuando ve los marcadores: el resultado es un 29,9 y por lo tanto Salva Soler es el nuevo campeón del Slam Internacional de Barcelona.

“El slam es totalmente multidisciplinar y como ya has visto implica mucho trabajo en escribir y en saber llevarlo a escena” dice Payaso Manchego. Todos los poetas suben al escenario y desde ahí saludan al público y le agradecen. A pesar de que no se conocen entre ellos, se les ve un gran compañerismo y complicidad. “En el Poetry Slam de Barcelona buscamos pájaros. No nos gusta la primera persona del singular, preferimos el nosotros. Pájaro tú, pájaro todos nosotros. Pájaros que batan las alas y traigan un tiempo nuevo, para que se lleven este aire putrefacto que nos rodea”, concluye Payaso Manchego.

Edición del texto: Gerardo Santos. Corrección: Yeray S. Iborra
Michael James Parker, uno de los slammers que actuaron en el evento | © Claudia Frontino
Michael James Parker, uno de los slammers que actuaron en el evento | © Claudia Frontino

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