
— El fotoperiodista catalán ganó el tercer premio en la categoría multimedia del World Press Photo con Calcio Storico, su primer trabajo audiovisual
— Airob reclama más calidad en el fotoperiodismo y denuncia que algunos profesionales “pregunten sobre política a Belén Esteban”
Es el comienzo del verano en Florencia. El sol alumbra con fuerza mientras gente de todas las edades camina hacia el centro de la ciudad, ondeando banderas de colores rojo, azul, blanco o verde. Tumulto, ruido, jolgorio. Al llegar a la Piazza della Santa Croce siguen caminando y cantando. El barullo que hay no es el de un día cualquiera. La gente se va colocando en sus asientos: los que apoyan al equipoSanta Croce de un lado y los del Santo Spirito del otro. Frente a la basílica del mismo nombre han instalado una especie de coliseo, con graderías y un campo de arena en medio, donde 54 hombres corpulentos luchan como si fuesen gladiadores del imperio romano. Hay golpes en la cara, unos cuantos que forcejean en el suelo, otros que persiguen a uno que va por ahí corriendo como loco. Si no fuera por el balón que de vez en cuando se ve rodar por ahí cualquiera pensaría que se trata de una pelea callejera. Pero no, estos florentinos están reunidos para celebrar el torneo anual de calcio fiorentino. Un deporte que desde el siglo XVI reúne a cuatro cofradías de la ciudad que se enfrentan en un duelo a golpe seco durante 50 minutos. Sin reglas, sin restricciones.
Cuando David Airob descubrió el Calcio Fiorentino no quiso quedarse de brazos cruzados. Su compañero de trabajo, David Ramos, lo había leído en una revista de turismo en un avión. Mientras conversamos en una banca del CCCB Airob nos explica cómo empezó todo el proyecto, luego que David Ramos le propusiera hacer algo juntos. A unos pocos metros de donde estábamos se exhibía el cortometraje que ambos hicieron sobre el calcio fiorentino y que fue galardonado con el tercer premio en la categoría multimedia del World Press Photo 2014.
Airob no es cineasta. Es fotoperiodista de carrera, con una larga trayectoria en La Vanguardia. Sin embargo, asegura que en el momento en que David Ramos le explicó esta historia lo primero que pensó fue en hacer una pieza audiovisual. Nunca había hecho algo parecido: “Nosotros dijimos ‘vamos a hacerlo para aprender’, porque la mejor forma de aprender es a base de hostias sobre el terreno, ¿no? Y les aseguro que nos pegamos muchas, pero eso lo hizo aún más apasionante”, señala Airob, mientras se mueve inquieto sobre el asiento de madera y acompaña sus palabras con las manos.
Durante siete días y después de varios viajes cortos a Florencia, David Airob, David Ramos y José Bautista (encargado del sonido) se dedicaron a grabar el antes, el durante y el después del torneo. Al principio no tuvieron suerte, porque por primera vez en la historia del juego se anuló la final: “Estaba lloviendo tan fuerte que no les dieron permiso de jugar. ¡Y mira que se juega desde la Edad Media! Eso es mala suerte. Pero bueno, hicimos todo lo posible por conseguir un billete para la semana siguiente y lo logramos”, cuenta Airob entre risas.
–¿Cómo fue la experiencia de convivir esos días con los jugadores?
–¡La verdad es que muy bien! Mucha gente nos pregunta “¿Hostia, pero cómo hicisteis para entrar en ese mundo?” Lo único que hicimos fue hablar con ellos, explicarles lo que queríamos hacer y pedirles que fueran sinceros, que no nos vendieran una moto.
–Pero la confianza no la podían haber ganado de un día para otro…
–Claro que no. David Ramos y yo sabíamos que necesitaríamos momentos de intimidad con ellos. Y la verdad es que de poquito a poco se fueron abriendo, sobre todo en los últimos viajes. También ayudó mucho el hecho de que constantemente les enviábamos fotos o planos que habíamos rodado para ver qué les parecía, con lo cual ellos estaban viendo constantemente el trabajo que elaborábamos. Pudieron ver que realmente se estaba trabajando sin querer tergiversar nada y que nuestra idea no era denunciar ni nada de eso.
–¿Y hubo algún jugador de los protagonistas del documental en el que se fijaron más o les llamó más la atención?
–Uno en específico no, pero nos dejó muy fascinados cómo estos tíos sienten miedo también. Son auténticas moles, los tíos más fuertes que he visto en mi vida, y aun así sienten miedo. Toda la historia de lapaura, del miedo que gira alrededor del juego; un miedo que solo puedes entender cuando ves un partido de estos. Elegimos a los protagonistas sobre todo porque son muy contundentes. Por ejemplo Marco, el rapado que parece Robert de Niro en Taxi Driver, él es filósofo, pero está como una auténtica regadera. Leo, que es el primero que sale, y su hermano son dos personas de lo más normales. Otro de los que más me impactó fue Simone, que dice que llamaba a su mamá después de cada partido y le decía “mamá estoy bien… sta tutto bene, sta tutto male, non ti preocupare“. Ese tío mide un metro noventa, tatuado y te dice que le llama a su mamá para decirle que está bien -nos cuenta entre risas
La paura, ese miedo, esa tensión que cuenta Airob que se sentía el día de la final. La paura era eso que se respiraba en el pabellón del equipo azul, donde estaban todos muy concentrados. Algunos entrenaban y otros sacaban su ira contra un saco de boxeo. Gritos, golpes, y todos allí esperando el momento decisivo. Lapaura que empezaba a envolverlos a todos. Seguía latente el recuerdo de aquella final del 2012 donde seis de los calciatori terminaron en coma. “Es que ellos en cierto modo van a la guerra, —reflexiona Airob—luego te pones a pensar que estarán 50 minutos dándose de puñetazos… ¡Pero, hostia, es que es una guerra!”. La tensión era tanta que llegó un punto en que le propuso a Ramos “pegarse entre ellos”, para distensionar un poco: “No era que notaras la presión: es que estaba muy palpable”, concluye.
–¿Qué sentiste cuando después de convivir casi una semana con estas personas los viste dándose golpes frente a tus ojos?
–Mira, te diré la verdad, en el partido es tan rápido todo y vas tan agobiado para coger planos, que no ves realmente lo que está pasando. Yo me acuerdo que a Leo, uno de los del equipo azul, en el minuto uno le pegaron una ostia que lo dejaron KO. Y David Ramos me dice: “Hostia, es Leo el que está en el suelo”. Yo no me lo podía creer. Pero nada, el tipo se recuperó y luego siguió.
–¿Y la dureza del juego no te impactaba?
–¡Claro! A veces, hablando con ellos, decíamos: “Tío, ¿en serio piensas pegarle?” Pero ellos nos decían que, claro, “si no le pego me van a pegar a mí.” ¡Es que son unas moles! Te pegan un puñetazo y te rompen, a nosotros nos arrancarían la cabeza.

“Hay que apostar por la calidad”
Después del éxito que supuso Calcio Storico, Airob sigue con ganas de volver a trabajar con multimedia. De hecho ya tienen pensado y preparado el próximo documental, que no nos quiso revelar aún. Airob lleva mucho tiempo siendo fotoperiodista, por lo que se considera un afortunado, ya que considera que la situación actual no es la mejor para los fotógrafos: “Hombre, te estaría engañando si te dijera que el fotoperiodismo pasa por el mejor momento. Yo tengo la suerte de estar en un diario como parte del staff fijo, con lo cual yo tengo un sueldo cada mes”. Según Airob el problema es que en España se ha apostado por la historia detrás de la fotografía y no por la calidad. “Creo que ahora mismo la única manera de salir de este hoyo es que los medios gasten dinero apostando por calidad. Y si no hay dinero, pues hay que conseguirlo”.
David Airob es muy expresivo y se le nota cuando algo le molesta. Por eso cuando empezamos a hablar del estado actual del fotoperiodismo vemos cómo cambia de expresión en cuestión de segundos. La conversación se torna cada vez más intensa, y empieza a fruncir el ceño poco a poco: “Si yo me bajo la música de internet, el sonido no lo cuido, me da igual el color que tenga y lo ruedo como me sale de los huevos, porque así me sale más barato, ¿entonces qué? pues que es absurdo gastarse el dinero en algo que es malo”. Y agrega, efusivamente: “¡Coño! ¿Tú tienes dinero para hacer esto? No. ¡Pues fuera! Piensa en algo en lo que tú puedas gastar tu poder económico y que lo puedas llevar al límite”.
Pone el ejemplo de que ellos rodaron el partido con una sola cámara, pero aun así quisieron apuntar alto. “Oye, ¿quién es el mejor en sonido ahora? ¿Jose? ¿Qué vale Jose? Tanto, pues toma: ¡con un par de cojones!”. Airob cree que hay que pagar para poder exigir, y que de esta forma el trabajo se vuelve profesional.
–Pagas y valoras su trabajo.
–Somos amigos, pero todos vivimos de esto. ¿Para qué voy a hacer yo una mierda de vídeo que va a quedar en Youtube? ¿Qué nos hace falta, gastar tanto? Pues si lo tenemos, lo gastamos: a tope. Eso no significa que te den el World Press Photo, pero, joder, si haces una pieza digna, honesta, que no engaña, que se puede ver y tiene buen sonido, música, imágenes y fotos… Yo creo que este es el camino.
Airob no esconde lo que piensa y por eso cuando habla de los medios de comunicación en España se muestra muy sincero. Se acerca más a nosotros y eleva el tono de voz, nos pone miles de ejemplos y dice “hostia” cada tres palabras. Para Airob, los medios de comunicación tienen un serio problema: “Estamos en un país donde yo he visto cómo se le preguntaba la opinión sobre terrorismo a Belén Esteban. ¿Perdón? El problema no es que Belén Esteban opine de terrorismo. ¡¡El problema es el subnormal que le pregunta!! Entonces, no es un pez que se muerda la cola, es una banda de mierda que rodea todo. Hay un refrán que dice: hay dos tipos de gilipollas, los que prestan libros y los que los devuelven. Pues es un poco igual”
Cuando ya ha finalizado la entrevista Airob nos invita a pasar al vestíbulo del CCCB a probar el vino que están ofreciendo los organizadores del World Press Photo. Mientras bebe su copa nos sigue hablando sobre el fotoperiodismo con un leve tono de melancolía. Airob nos mira fijamente, sabiendo que nos queda mucho camino por recorrer y que, como él ya ha dicho, no son tiempos fáciles para la profesión. Después del último trago y antes de despedirse nos sonríe, nos da una palmada en la espalda y una última recomendación: “Van a pegarse la hostia aquellos que apuesten por la mediocridad. Porque como ya estamos en la mediocridad, la única manera de salir del barro es haciendo algo bueno, no siguiendo en el barro. Creo yo”.